20 enero, 2009
Frida
Finalmente, entiendo por qué a tanta gente le encantan las obras de Frida Kahlo. Debo admitir que antes no las entendía del todo. Ya saben, las obras en las que su hijo nonato levita sobre una cama. Quizá sea demasiada información y un poco demasiado surrealista. Pero creo que una vez que uno aprecia más la historia de su vida (y la tragedia que fue), sus pinturas se pueden ver de una manera completamente diferente.
Esta nueva apreciación se debe a la película Frida, que finalmente vi la otra noche en DVD. Al principio me arrepentí de mi elección. La actuación parecía un poco artificial y el guión un poco cursi. Pero una vez que empezó, me cautivó. Por supuesto, soy un poco fanático de las historias sobre artistas. Pero me encantaron los aspectos más surrealistas de la película, cuando las pinturas se convierten en la acción y viceversa. También me fascinó aprender sobre su relación con Trotsky. Estudié la revolución rusa en la escuela secundaria durante lo que me pareció una eternidad. Pero lo que quizás me conquistó fue su determinación de seguir pintando sin importar los obstáculos que enfrentara durante la vida. Una verdadera inspiración.