03 enero, 2011
bienvenido de nuevo...
Fueron unas auténticas vacaciones de verano. La cabaña de la familia de un amigo. Solo se podía acceder en barco. No había tiendas. No había noticias. No había tecnología. Silencio, salvo por el sonido de las cigarras.
Se trataba de tomarse el tiempo para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Una oruga arrastrándose. Una cigarra atrapada en una telaraña. Un ualabí comiendo bajo la sombra de un eucalipto. Un niño jugando en un columpio de cuerda.
Fue perfecto. No podía pensar en una mejor manera de terminar el año viejo y dar la bienvenida al nuevo.
También surgieron nuevos pensamientos y descubrimientos que compartiré con ustedes en breve.